Mar portugués
¡Oh mar salado, cuánta de tu sal
son lágrimas de Portugal!
Por cruzarte, ¡cuántas madres lloraron,
cuántos hijos en vano rezaron!
¡Cuántas novias quedaron sin casar
para que fuese nuestro, oh mar!
¿Valió la pena? Todo vale la pena
si el alma no es pequeña.
Quien quiera ir más allá del Bojador
deberá ir más allá del dolor.
Dios al mar el peligro y el abismo dio,
pero fue ahí que el cielo reflejó.
El Infante
Dios quiere, el hombre sueña, la obra nace.
Dios quiso que toda la tierra fuese una,
que el mar uniese y no separase.
Te consagró y fuiste desvelando la espuma,
y la orla fue de isla en continente
clareó, corriendo, hasta el fin del mundo,
y se vio la tierra entera, de repente,
surgir, redonda, del azul profundo.
Quien te consagró te hizo portugués.
Del mar y nos en ti nos dio señal.
Se consumó el mar, y el Imperio se deshizo.
¡Señor, falta por cumplirse Portugal!
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