Prefiero rosas, amor mío, a la patria,
y antes amo las magnolias
que la gloria y la virtud.
En tanto la vida no me canse, dejo
que la vida por mí pase
siempre que yo quede el mismo.
¿Qué importa a aquel a quien ya nada importa
que uno pierda y otro venza
si la aurora raya siempre,
si cada año con la primavera
las hojas aparecen
y cesan con el otoño?
Y el resto, las demás cosas que los humanos
añaden a la vida,
¿qué aumenta en mi alma?
Nada, salvo el deseo de indiferencia
y la confianza vaga
en la hora que escapa.
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