- ¿Sabe? Abajo hay un gran alboroto -, dije al director mientras descendíamos. El director me esquivó ante la puerta.
- ¿Qué ocurre?
- Nada, pintaron un infernáculo en el piso.
- Muere, gatito - escuché, rodeado por sus cuerpos.
- ¿Gatito?
Se adelantaron, señalándome.
- Muere - dijeron, señalando a otro.
- Gatito - repetí, algo incómodo.
- Muere.
El director, ciego, saltó al dibujo. Sus ojos esperaban en el círculo.
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