26 de marzo de 2008

Un poema de Fernando Pessoa (Versión de Alberto Luquín)

Oí contar que entonces, cuando en Persia
Había no sé qué guerra,
Cuando la invasión incendiaba la ciudad
Y las mujeres gritaban,
Dos jugadores de ajedrez jugaban
Su continuo juego.


Bajo la sombra de un gran árbol miraban
El antiguo tablero,
Y al lado de cada uno, en espera
De sus momentos más holgados,
Cuando había movido la pieza, y ahora
Esperaba el adversario,
Una jarra de vino refrescaba
Sobriamente su sed.


Ardían casas, saqueadas eran
Arcas y paredes,
Violadas, las mujeres eran puestas
Contra los muros caídos,
Traspasadas de lanzas las criaturas
Eran sangre en las calles…
Pero donde estaban, cerca de la ciudad,
Y lejos de su ruido,
Los jugadores de ajedrez jugaban
Su juego de ajedrez.

Aunque en los mensajes del viento desierto
Les llegaran los gritos,
Y, al pensar, supieran en el alma
Que ciertamente las mujeres
Y las tiernas hijas eran violadas
En la distancia próxima,
Aunque, cuando lo pensaban
Una sombra ligera
Les cruzara la frente distante y vaga,
En poco tiempo sus ojos tranquilos
Volvían su atenta confianza
Al viejo tablero.


Cuando el rey de marfil está en peligro,
¿Qué importan la carne y los huesos
De hermanas, madres y criaturas?
Cuando la torre no cubre
La retirada de la reina blanca,
El saqueo poco importa.
Y cuando la mano confiada pone en jaque
Al rey adversario,
Poco pesa en el alma que a lo lejos
Los hijos mueran.

Lo mismo si, de repente, sobre el muro
Asoma el rostro sañudo
Del guerrero invasor, y en poco tiempo deba
Ensangrentado ahí mismo caer
El solemne jugador de ajedrez,
El momento previo
(Todavía dado al cálculo de un lance
Para hacerlo horas después)
Esté aún entregado al juego predilecto
De los grandes indiferentes.

Caigan ciudades, sufran los pueblos, terminen
La libertad y la vida.
Los bienes tranquilos y heredados
Que ardan y se arrebaten,
Pero cuando la guerra los juegos interrumpa,
Esté el rey sin jaque,
Y el peón de marfil más avanzado
Dispuesto a tomar la torre.

Hermanos míos amémonos en Epicuro
Y lo entenderemos mejor
Entre nosotros mismos que con él,
Aprendamos de la historia
De los serenos jugadores de ajedrez
Cómo pasar la vida.

Todo lo que es serio poco nos importe,
Lo grave poco pese,
El impulso natural de los instintos
Ceda al inútil gozo
(Bajo la sombra tranquila de los árboles)
De jugar un buen juego.

Lo que nos llevamos de esta vida inútil
Lo mismo da si es
La gloria, la fama, el amor, la ciencia o la vida
Como si fuera apenas
El recuerdo de un juego bien jugado
Y una partida ganada
A un jugador mejor.

La gloria pesa como un fardo,
La fama como la fiebre,
El amor cansa, porque va en serio y busca,
La ciencia nunca encuentra,
Y la vida pasa y duele porque lo sabe…
El juego de ajedrez
Apresa toda el alma, mas, perdido, poco
Pesa, pues es nada.

¡Ah!, bajo las sombras que sin querer nos aman,
Con una jarra de vino
Al lado, y atentos sólo al inútil oficio
Del juego de ajedrez
Con todo y que el juego sea apenas un sueño
Y no haya compañero,
Imitemos a los persas de esta historia,
Y, mientras afuera,
Cerca o lejos, la guerra y la patria y la vida
Nos llamen, dejemos
Que lo hagan en vano, cada uno
Bajo las sombras amigas
Soñando, él, los compañeros, y el ajedrez
Su indiferencia.

Alberto Luquín (Chihuahua, 1979). Sus textos han aparecido en los periódicos Nuevo Amanecer de Querétaro y El Financiero y en las revistas literarias Vacío (Querétaro; I.M.C. /Arte Diem Promotores Culturales), Heurística (ITESMCQ) y El Ornitorrinco Provinciano, en cuyo consejo editorial participa. Asimismo, formó parte del consejo editorial de Filofagia, revista nacional de estudiantes de filosofía (Facultad de Filosofía, U.A.Q.). Publicó, con Arte Diem, las plaquettes Asíndeton (individual, ilustrada por Pedro Brull) y Ceci n’est pas une pipe (colectiva, en colaboración con el ITESMCQ) y ha participado en diversos talleres y diplomados impartidos por Francisco Cervantes, Guillermo Samperio, Carmen Alardín, Jorge F. Hernández, Federico Patán, Francisco Segovia, Antonio Deltoro y Francisco R. Nieto, entre otros, y como oyente en las clases magistrales de Horacio Franco y Sadao Harada. Coordinó, a su vez, talleres infantiles en el I.M.C. de Querétaro. Posee estudios de filosofía en la U.A.Q. y actualmente cursa la Terminal en Estudios Literarios de la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas de la U.M.S.N.H, mientras realiza proyectos de difusión y promoción cultural.

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